1- Sin misterios
Para esto no hay atajos mágicos: aprendemos a conducir conduciendo, y a leer se aprende leyendo. Cuanto más leamos mejor comprenderemos la estructura del lenguaje escrito y más disfrutaremos, porque eso de “a mí no me gusta leer” es completamente falso. Decir que no nos gusta leer es como decir que no nos gusta comer o que no nos gustan las películas. Habrá platos que nos gusten y otros que nos hagan vomitar, habrá películas que nos emocionen, otras que nos diviertan y otras que nos aburran soberanamente. Con los libros pasa igual, algunos pasan sin pena ni gloria y otros nos hacen vivir las aventuras más trepidantes de nuestras vidas, los amores más apasionados o los viajes más hermosos; y sí, también los hay insufribles. Si pensamos que no nos gusta leer, es solo porque aún no hemos encontrado el libro adecuado.
2- Elige bien y acertarás
Lo importante es cogerle el gusto a la lectura, y para eso es esencial hacer una buena elección de los textos con los que vayamos a trabajar. En primer lugar nos tienen que interesar o entretener y en segundo lugar deben adaptarse a nuestro nivel de lectura. Si no tenemos hábito, mejor no empezar con el Ulises de Joyce. Lo más apropiado será iniciarse con lecturas sencillas: libros de relatos o de aventuras. Algo entretenido y no muy extenso. Segurísimo que en breve vamos encontrando cada vez más novelas que nos gusten y acabaremos haciendo nuestra propia biblioteca en papel o digital.
3- Mantén el diccionario cerca
Se trata de ampliar nuestra comprensión lectora, y una parte muy importante es tener un buen vocabulario. Cuando leamos alguna palabra que no entendamos, busquémosla inmediatamente en el diccionario antes de que se nos olvide y anotemos el significado. Después, busquemos una situación de la vida real en la que podamos usar esa nueva palabra. Si la incluimos en nuestro lenguaje, la memorizaremos mucho mejor.
4- Lee un par de párrafos y resume
Hay que empezar poco a poco. Leemos unos párrafos y nos preguntamos qué hemos leído. Luego lo resumimos en un par de líneas. Esto deberíamos hacerlo solo una vez al día porque si nos obligamos a resumir todo lo que leamos, se nos va a hacer tan aburrido que no vamos a querer coger un libro más en la vida.
5- Practica en voz alta cuidando la entonación y en silencio sin mover los labios
Una parte de lo que leamos debe ser en voz alta para practicar nuestra entonación y pronunciación. Tenemos que esforzarnos en vocalizar y en comprender lo que estamos diciendo. Cuando leamos en silencio hay que acostumbrarse a no señalar la línea por la que vamos y a no mover los labios.
6- Método Cloze
Se trata de un ejercicio simple pero muy útil para practicar la comprensión y vamos a encontrar todo lo que necesitamos en Internet. El método Cloze consiste en rellenar las palabras que faltan en un texto. Es poner en los huecos las palabras que creamos que deben ir para darle sentido al escrito, lo que nos obliga a entenderlo.
7- Traducción simultánea
Otro ejercicio que podemos hacer para comprender lo que leemos es escoger una frase y decirla de otra manera, es decir, utilizar sinónimos para que mantenga el mismo significado pero distinta forma.
8- Asocia palabras con imágenes
Esto es lo que todo lector hace y lo que nosotros debemos aprender a hacer, porque no solo disfrutaremos muchísimo imaginando lo que nos cuentan los libros, sino que también vamos a estudiar de forma mucho más eficaz. Tratemos de imaginar siempre aquello que leemos, porque si nuestro cerebro traduce en imágenes las palabras es porque estamos comprendiéndolas, y las imágenes son más fáciles de memorizar.
Todos estos truquillos que se practican en un santiamén van a sernos muy útiles y, con un poquito de constancia, vamos a mejorar nuestra comprensión lectora y a enfrentarnos a los textos universitarios como si fueran de primaria. ¡Para que vuelvan los del informe PISA!
Tomado de: http://www.etitulo.com/mejora-tu-comprension-lectora/
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